miércoles, 9 de mayo de 2012

Fragmentos... El Inspector

Le hemos cogido cariño a esta sección a la que hemos denominado Fragmentos... En estos días, se representa El Inspector, de Nikolái Gógol, en el teatro Valle-Inclán, en Madrid, en versión y dirección de Miguel del Arco.

La ilustración que empleamos es el cartel de la obra, Isidro Ferrer.



La obra se estrenó en 1836, pero su texto podría haberse escrito mañana... Muy actual, muy recomendable dejarse caer por el teatro o comprar el libreto para disfrutar del texto. Os dejamos un fragmento del Acto I, Prólogo. No tiene ningún desperdicio. Cualquier parecido con la realidad más cercana o con alguna Comunidad Autónoma que se nos venga a la memoria, es simplemente una coincidencia absurda o una maldad del lector.

ACTO 1
PRÓLOGO


Una fiesta en casa del ALCALDE. Todos animados y borrachos. Una pequeña orquesta acompaña la actuación de un cantante. Los invitados aplauden al finalizar el número. El ALCALDE pasa el brazo por encima de los hombros del artista como si fueran íntimos.

ALCALDE.– ¿Quién decía que no iba a poder traerle? ¡Pues aquí está! Cuándo os daréis cuenta de que no hay imposibles para vuestro Alcalde. (Sube su copa) ¡Por la nueva estación de tren! ¡Por el progreso! ¡Por nuestra ciudad! (Todos brindan con él) Hala, canta, niño, que para eso te he traído. (Aparte al JUEZ) Un ojo de la cara le va a costar al Ayuntamiento este mamarracho. 

El cantante comienza un nuevo tema. Entra la Alcaldesa muy alterada pero sin dejar de sonreír con coquetería al cantante.

DOÑA ANA.– Antón, llama a la policía. Ya están los de siempre montándola en la entrada. ¿Tú sabes lo que me ha costado preparar esta fiesta?

ALCALDE.– ¿Qué les pasa hoy?

DOÑA ANA.– Están indignados. Dicen que no entienden cómo podemos inaugurar la estación del tren cuando todavía no hay vías.

ALCALDE.– ¡No hay vías, no hay vías! Pero hemos construido un magnífico edificio! Que aprovechen ahora para pasear libremente por el terreno porque cuando, el día de mañana, coloquemos las vías no podrán hacerlo.

DOÑA ANA.–
Ese día se quejarán de que no tienen zonas verdes.

CONSEJERO DE EDUCACIÓN Y CULTURA.– También les molesta que la fiesta se celebre a puerta cerrada en su casa y se pague con fondos públicos.

DOÑA ANA.– ¿No querrán que la paguemos de nuestro bolsillo? Apenas llegamos a fin de mes con el sueldo de alcalde de mi marido. Y yo no cobro más que los gastos por ejercer de primera dama.
El Inspector, de Nikolái Gógol

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