En un pasaje de Morelli, este
epígrafe de L’Abbé C, de Georges Bataille: «Il souffrait d’avoir
introduit des figures décharnées, qui se déplaçaient dans un monde dément, qui
jamais ne pourraient convaincre.»
Una nota con lápiz, casi
ilegible: «Sí, se sufre de a ratos, pero es la única salida decente. Basta de
novelas hedónicas, premasticadas, con psicologías. Hay que tenderse al
máximo, ser voyant como quería Rimbaud. El novelista hedónico no es más
que un voyeur. Por otro lado, basta de técnicas puramente descriptivas,
de novelas, ‘del comportamiento’, meros guiones de cine sin el rescate de las
imágenes.»
A relacionar con otro pasaje:
«¿Cómo contar sin cocina, sin maquillaje, sin guiñadas de ojo al lector?
Tal vez renunciando al supuesto de que una narración es una obra de arte.
Sentirla como sentiríamos el yeso que vertemos sobre un rostro para hacerle una
mascarilla. Pero el rostro debería ser el nuestro.»
Y quizá también esta nota suelta:
«Lionello Venturi, hablando de Manet y su Olympia, señala que Manet
prescinde de la naturaleza, la belleza, la acción y las intenciones morales,
para concentrarse en la imagen plástica. Así, sin que él lo sepa, está operando
como un retorno del arte moderno a la Edad Media. Esta había entendido el arte
como una serie de imágenes, sustituidas durante el Renacimiento y la época
moderna por la representación de la realidad. El mismo Venturi (¿o es Giulio
Carlo agrega: ‘La ironía de la historia ha querido que en el mismo momento en
que la representación de la realidad se volvía objetiva, y por ende fotográfica
y mecánica, un brillante parisiense que quería hacer realismo haya sido
impulsado por su formidable genio a devolver el arte a su función de creador de
imágenes...’»
Olimpya de Manet |
Morelli añade: «Acostumbrarse
a emplear la expresión figura en vez de imagen, para evitar confusiones. Sí.
Todo coincide. Pero no se trata de una vuelta a la Edad Media ni cosa parecida.
Error de postular un tiempo histórico absoluto: Hay tiempos diferentes aunque
paralelos. En ese sentido, uno de los tiempos de la llamada Edad Media
puede coincidir con uno de los tiempos de la llamada Edad Moderna. Y ese tiempo
es el percibido y habitado por pintores y escritores que rehúsan apoyarse en la
circunstancia, ser ‘modernos’ en el sentido en que lo entienden los
contemporáneos, lo que no significa que opten por ser anacrónicos;
sencillamente están al margen del tiempo superficial de su época, y desde ese
otro tiempo donde todo accede a la condición de figura, donde todo vale
como signo y no como tema de descripción, intentan una obra que puede parecer
ajena o antagónica a su tiempo y a su historia circundantes, y que sin embargo
los incluye, los explica, y en último término los orienta hacia una trascendencia
en cuyo término está esperando el hombre.»
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