martes, 6 de marzo de 2012

Endecasílabos en la garganta

Hemos estado ocupados en otros menesteres, mucho menos interesantes que inventar temas para este blog, aunque necesarios para nuestra supervivencia humana. Debido a tales asuntos mundanos, habíamos abandonado la labor bloguera por unos días.
 
En compensación, obsequiamos al paciente lector que tanto nos extrañaba, ávido de cultura libre y gratuita en estos tiempos oscuros de recortes y de cantidades impronunciables, esta hermosa y sugerente ilustración. Sabíamos antes de saberlo, que volveríamos a escribir un poema a las ilustraciones de  Antonio J., tal y como hicimos en su momento.

Hoy la imagen inspiradora se titula Nudo en la garganta. Y es la que aparece tras estas líneas. El poema está escrito en endecasílabos decrecientes*, ya que si uno se atraganta, lo normal  es que las palabras vayan a menos...



En la garganta se anudan palabras
que mis ojos prohíben explicarte.
Parecen un grito que muere sordo,
un aullido de auxilio sin consuelo,
la voz que clama reconciliación,
millares de estribillos de mentiras
que se adornan de prendas pretenciosas
con el falso charol de la verdad.

En la garganta se amarran palabras,
se hacen fuertes en mis cuerdas vocales.
Son secretos que buscan algún dueño,
sonidos sin claro significado,
versos huérfanos carentes de padre,
endecasílabos desahuciados
por no pagar cuotas del alquiler.

En la garganta se inventan palabras
que nacen con un nudo en las entrañas.
Me atraganto si las pienso muy rápido,
toso si las digiero muy despacio,
o se extravían de regreso a casa
con rimas burlonas de una canción.

En la garganta acaban las palabras
que finjo escribir a un destinatario,
calle Olvido, con remitente Nadie.
El cartero gris devuelve mis poemas
por desconocer tus dos apellidos.

En la garganta se pierden palabras
en estrofas cada vez más pequeñas,
como si este poeta llegara tarde
a la cita con un soneto rojo.

En la garganta se asfixian palabras,
se suicidan a oscuras y en silencio.
No se atreven a que alguien las descubra.

En la garganta se quedan palabras
por decir lo que dirán algún día.

En la garganta murieron palabras.


************


*Nota de los autores: Son endecasílabos decrecientes porque la primera estrofa tiene ocho versos, la segunda siete, la tercera seis, la cuarta cinco, la quinta cuatro, la sexta tres, la séptima dos. La octava consta de un solo endecasílabo.

1 comentario:

  1. ...
    En la garganta murieron palabras después de ahogarse en el brillo de las pupilas.

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