miércoles, 28 de diciembre de 2011

Acróbatas de la vida

El mundo virtual te permite, entre otras cosas, hallar perlas gráficas impresionantes, nunca mejor dicho. Como le ocurría a La Maga en Rayuela, nos dejamos perder por las calles para que las casualidades terminen por encontrarnos. Hoy la casualidad me ha llevado a esta ilustración a la que le prestamos palabras. 

Hay un fantástico blog llamado Canto de espumas que nos ha cautivado. Visitarlo es de obligado cumplimiento. De hecho, lo hemos puesto en la página principal para que siempre lo tengamos cerca, por si hace falta. Su poesía visual es extraordinaria, muy interesante, muy inspiradoramente poética. Al timón del blog está Juan Bautista, un ilustrador enamorado de Rayuela, como nosotros, como nuestro medio millón de lectores diarios que nos piden ansiosos más capítulos prescindibles de la novela de Cortázar. Alabamos y compatimos el exquisito gusto de Juan.

La ilustración que nos ha inspirado un poema se llama Acróbatas de la vida. Muchas veces, en este mundo extraño de delicadas relaciones, de frágiles amistades y de complicados compañeros de viaje, sean de pareja, de amor, de amistad, familiares o laborales, el equilibrio y la pericia que se precisa para no fracasar en cada una de ellas son dignas de un artista circense, de un acróbata de la vida. Y a veces, ese acróbata falla. Os dejamos con el texto. Está dedicado a mi mejor amigo, R.L.C., para que sepa que a veces se me escapa de la jaula ese torpe acróbata del que el poema habla. Que me perdone, please.


Soy un mal acróbata de la vida.
Siempre se termina cayendo 
alguien que me importa demasiado.
Unas manos cruzadas que buscaron mis manos
y éstas al final del número circense
que representamos cada día
no cumplieron bien su cometido.
A veces el error es una indiscreción hueca,
-malditas sean-
un malentendido que se traduce
en un por qué dijiste a quién
aquello que te presté como una confidencia.
En otras ocasiones tu sombra te coloca
entre la espada y la pared
y la espada te atraviesa sin piedad,
empujado por la pared que te arrincona.


Siempre me reclaman la hoja de reclamaciones
cuando el mal acróbata de la vida
me sustituye fraudulentamente y me hace confundir,
de manera cruel e inexplicable,
oraciones que oye su boca
con frases que dicen sus oídos,
secretos de confesionario 
con información sin derechos de autor.
Relleno por triplicado los impresos correspondientes
a sus torpezas y alzo mis manos mudas
en señal de disculpa o de no se lo tengas en cuenta, otra vez,
acaso buscando la amarga redención 
que no merece ese mal acróbata de la vida
que me la juega y que me traiciona
poniendo en clara evidencia
la frágil fragilidad que supone confiarte a otro.



2 comentarios:

  1. Everybody hurts sometimes, yatúsabes... lo importante es hablar, dialogar, aclarar, comunicar, no perder la confianza y volver a trabajar porque el triple mortal acabe con un aplauso (de los que suenan dentro).

    Gran último verso.

    Nieves.

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  2. La generosidad de J.C.P regalándonos este maravilloso blog, es sólo comparable a la jovencita Ameli.Sin más pretensión que aliviar el corazón y los sentidos de la tediosa realidad que nos acompaña parte del día.No es habitual en estos tiempos tal dedicación y entusiasmo por algo que no aporta capital a los mercados, ésto es sólo posible por alguien cuyo corazón es más grande que su sombrero.Alguna vez me han pedido perdón, pero nadie de tal manera. Sólo el perdón carnal después de una discusión amorosa es comparable al placer de leer estas líneas maestras que dan mucho más de lo que quitaron.
    A J.C.P. amigo de pequeño sombrero y gran corazón.
    R.L.C.

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