jueves, 3 de enero de 2019

Y de repente, dejó de leer. Día 3


Esta entrada está escrita a cuatro manos. Me apetecía mucho desarrollar este post desde hacía un tiempo. He convencido a la niña para que se atreviera a escribir unas líneas. Además, le he arrancado el comienzo de una historia que le he prometido publicar en este blog, si ella quiere.

Por fin nos hemos terminado el libro de Laura Norton  No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas. De hecho, lo terminamos antes de Navidad. Después, como lo prometido es deuda, vimos la película homónima. La gente suele ver la película y luego con suerte acercarse al libro. Nosotros lo hicimos al revés. Esta forma tiene un gran inconveniente: el de las malditas comparaciones. Todos los que hemos leído un libro y después hemos visto la película ha provocado en nosotros un disgusto, una traición a la historia, a los personajes. ¿A quién no le ha pasado? ¿Quién no ha leído El Señor de los Anillos y en el film de Peter Jackson ha echado en falta unas cuantas cosas? Es difícil separan géneros y lograr disfrutar de ambos sin agravios comparativos. Y eso fue lo que precisamente pasó. Que si esto no está en el libro, que si este personaje no es así, que esto ocurre de otra forma... En fin, la película le gustó menos.

Lo siguiente que ha devorado ha sido un cómic, uno de Linterna Verde: Green Lantern: Origen Secreto. Los cómic siempre son una buena dosis de literatura sencilla de consumir. De lo que se trata es que lean, que tengan hábito lector. Y la novela gráfica sigue siendo un género que conecta perfectamente con el lector adolescente, sobre todo si a este le gusta tanto el género de superhéroes como a mi hija. Además, este libro tiene su anécdota involuntaria. Podría decirse que lo que ocurrió después fue culpa de un cómic de DC.


Primer movimiento

Todo empezó en una librería, la de El Lobo Flaco, situada en nuestra ciudad. Madre e hija terminan allí y se separan ya dentro de la tienda, como suele ser habitual. Cuando la madre descubre que la hija está curioseando la novela gráfica Idiotizadas: Un cuento de empoderhadas (Moderna de pueblo), se lleva las manos a la cabeza y le prohíbe la lectura. 
Madre e hija discuten sobre si es apropiado o no la lectura de la novela para una niña de once años. 

Al final, llegan a un acuerdo. La hija propone a la madre que si se lee un libro le comprará el de Idiotizadas. La madre no ve inconveniente y acepta el reto. Leer y luego comprar un libro. Primero tiene que leerlo, pensó la madre ingenua. Ese fue su primer error de la partida. Ese fue el primer paso de una estrategia de ajedrez bien planeada por la niña de once años. Veamos la secuencia. El primer movimiento está ya encima del tablero.

Segundo movimiento

El segundo movimiento de la partida fue la elección del libro. La hija tardó poco tiempo en elegir un libro fácil de abordar. Aún no se lo había leído, así que aprovechó el pacto con su madre para sacar provecho. Y ahí entra en escena Linterna Verde. Dicho y hecho. Cayó en un suspiro Green Lantern: Origen Secreto. La partida continúa y el mate se acerca sigilosamente. Solo faltan un par de movimientos.

Tercer movimiento.

—Papá, me aburro un montón. Ya he terminado todo. Me apetece mucho ir a El Lobo Flaco o a la Librería Troa. ¿Nos vamos? —dijo inocentemente ella.
—Yo ahora no puedo. Lo siento —dije.
—¿Y si se lo digo al tío? ¿Querrá ir?
—Me parece una buenísima idea, la verdad —dije.
—Guay. Me visto.

Cuarto movimiento. 

Al poco rato suena el teléfono.

—¿Oye hermano?
—¿Qué pasa?
—Que tu hija quiere un libro un poco subidito de tono para ella. Bueno, o eso me parece. ¿Qué hago? ¿Se lo pillo?
—¿Cuál?
Un cuento de empoderhadas (Moderna de pueblo).
—Jaque.
—¿Perdón? Dice que no tiene dinero suficiente.
—Ya. Jaque mate.
—Me pregunta si se lo puedo regalar.
—Dile que sí, que se lo puedes regalar.
—Seguro.
—Sí, ha jugado bien sus piezas. Se lo merece.
—Ok, ciao.
—Ciao.

Jaque mate.

—¿Qué tal está el libro?
—Genial, papá. El tío me lo ha regalado.
—Ya me lo ha dicho. ¿No tenías dinero suficiente?
—La verdad es que tenía veinte euros en el monedero.
—Ya. ¿Me dejarás leerlo?
—¡Claro!




Y ahora, otras dos manos cerrarán este post.

Soy Creepyneko_88, más conocida como el experimento. Confieso que no me gusta la idea de ser un conejillo de Indias, pero cuando me dio la idea de la residencia me aguanté, porque pronto tendré mi venganza. 

Pero pongámonos serios por un momento. Nunca pensé que diría esto en serio y sin reírme. Me mola ser parte de un experimento como este y espero que os mole mi historia. Es un thriller super molón y espero que resolváis las piezas del puzzle y que descubráis quién es el asesino. 

Pero ¿qué os pensabais, que me iba a despedir ahora, si acabamos de conocernos? Vaya modales tengo, ¿no os parece?¿Qué tal estáis?¿La vida, bien? Por supuesto que sí. 

Yo aquí escuchando No Money de Galantis, una buena canción. Pero que hago hablando de mi vida si no es interesante y además os estaréis preguntando que por qué se iba a llamar este capítulo se llama "Capítulo Final". Pues os lo explicaré. Resulta que ya vuelvo a leer y eso mola mazo, pero hay un problema —música dramática, por favor— lo que pasa es que si vuelvo a leer el experimento quedará finalizado, aunque ya os habréis percatado de ello. 


Aunque pensándolo, este experimento me ha gustado, así que seguiremos con él.

Que la cerveza os acompañe.


miércoles, 2 de enero de 2019

Capítulo 1. Cinco de Loto

Cinco de Loto

Un thriller de Creepyneko_88




1. Cinco de Loto.

Por el viejo Marcos, el Sherlock Holmes de New York, sin ti, las calles no serían tan seguras —dijo triunfante mi compañero Ángel.
No me des tantas medallas compañero, no me iría si no supiese que las calles están seguras con vosotros —dije mientras me servían una copa de champán.
Todos reíamos y cantábamos mientras nos llenábamos a alcohol y a entremeses y entre grito y grito se abrió la puerta y apareció la jefa del departamento, la señorita Karen, muy enfadada.
Esto no es una despedida de soltero, venga todos a trabajar —dijo dando un portazo con la puerta de su despacho.
Ya habéis oído a la jefa, todos a trabajar dijo Valentín borracho.

Aquel día marchaba triunfante a Las Vegas, sin saber que un crimen me aguardaba allí. Cuando llegué, me fui a explorar la zona para ver en qué sitio me alojaría durante mis vacaciones. Me paré en un casino, levanté la vista y en letras doradas pude leer estas palabras: Cinco de Loto.Ya había escogido el sitio, aparqué mi coche justo en la entrada y cogí las maletas dispuesto a entrar en ese reluciente casino. Me quedé alucinado, toda la alta sociedad y la aristocracia juntas en una sola sala. Me acerqué a la recepcionista.
Tiene una habitación digna de un ex policía dije dándome importancia, con aires de noblezaElla miró en el ordenador.
Pues al parecer, sí que tenemos una habitación digna de usted señor, por cierto, me llamo RocíoRocío Serrano dijo amablemente.
Muchas gracias, yo me llamo Marcos, Marcos Pérez dije estrechándole la mano.
Tome, la llave de su habitación dijo entregándome una llave y un llavero con dos dados, en el primero solo habían cincos y en el segundo solo habían flores de loto.

Después de instalarme y de ponerme mi traje más elegante, me fui directo al casino.Y entonces le vi, con su pelo negro y su pícara sonrisa, era el crupier de la mesa 13. Me acerqué y me sonrió.
—¿Se apunta o qué, viejo? dijo barajando una baraja con el número 13 puesto en cada carta.
—Deja de barajar y entrega ya las cartas, Samuel dijo una mujer alta rubia.
—Vale, juego dije mientras me entregaba las cartas.

Cuando terminó la partida me fui a por una copa, el barman que me atendió era un chico rubio que siempre lucía una agradable sonrisa.

—Un vino, por favor le dije cansado.
—Usted parece más de whisky, ¿no cree? dijo mientras me servía una copa de aquella fría bebida.

Después de varias copas y varias charlas, me fui directo a mi habitación chocándome con la pared a cada paso que daba, hasta que vi mi habitación, pero me percaté de que la puerta ya estaba abierta, me acerqué a la puerta despacio y alerta y en el suelo pude ver a un hombre muerto, no tuve tiempo para reaccionar porque el alcohol me hizo una mala pasada y me desmayé a un centímetro del cadáver.