Hace un siglo que no escribimos una canción. Los golpes exteriores, como al boxeador que se le da por vencido antes del final del combate, nos tenían algo adormecidos. Hay que remediarlo de alguna forma. Nos ponemos manos sobre el teclado para subsanarlo.
Compartimos con vosotros el tercer rap que se une al listado del apartado Canciones huérfanas en búsqueda de autor. Ya dijimos hace tiempo que haríamos un disco entero a La Excepción si nos dejaran o si nos lo pidieran. De momento, seguimos escribiendo.
Sus mercedes se preguntarán por qué unos profanos como los que teclean estas palabras escriben en este género sin tener la menor idea. La razón es sencilla. Creemos que es la mejor forma para expresar toda la rabia, toda la incomprensión, todo el descontento, todo el desencanto, todo "un basta ya" hacia el agujero al que nos conducen los bien pensantes de este país.
No somos neutrales. Nunca lo fuimos. La poesía siempre ha tenido un componente social, reivindicativo, ya fuera en una guerra, ya fuera en una dictadura, ya fuera ante el terror, ya fuera ante lo manifiestamente injusto. Ha habido épocas en las que la poesía solo era para el disfrute de unos cuantos privilegiados, que era meramente estética. Muy bella, hay que admitirlo, pero inútil en sí misma. Desde aquí respetamos tal postura aunque no la compartimos.
Creemos que la poesía es un medio, nunca un fin en sí mismo. Que cada cual decida qué fin pretende. No queremos que nos consideren pasivos o indiferentes a lo que sucede a nuestro alrededor. No cogeremos un arma o especularemos para derribar una economía. Pero sí utilizaremos para defendernos todas las palabras que podamos reunir, todas la imágenes o vídeos, todas las salidas a la calle que hagan falta para combatir las tropelías que se cometen y que se justifican con una cantinela infantil del tipo: "Es por tu bien, déjame que te estrangule a ti y a tu descendencia. Yo no quiero. Me lo mandan unos señores muy pero que muy malos que se llaman mercado".
No somos neutrales ni equidistantes. Nunca lo fuimos. No somos la tele, ni la radio, ni la prensa que informa "verazmente", que no toma partido o que lo toma muy exageradamente hacia quien mejor le pague para ello. A ese o se le llama, por decirlo de una forma elegante, publicidad. No tenemos a accionistas descontentos (ni contentos ya que nadie nos sufraga económicamente), no tenemos intereses políticos aunque sí sociales. Lo bueno de escribir para nadie es que a nadie hay que rendir cuentas.
Compartimos con vosotros el tercer rap que se une al listado del apartado Canciones huérfanas en búsqueda de autor. Ya dijimos hace tiempo que haríamos un disco entero a La Excepción si nos dejaran o si nos lo pidieran. De momento, seguimos escribiendo.
Sus mercedes se preguntarán por qué unos profanos como los que teclean estas palabras escriben en este género sin tener la menor idea. La razón es sencilla. Creemos que es la mejor forma para expresar toda la rabia, toda la incomprensión, todo el descontento, todo el desencanto, todo "un basta ya" hacia el agujero al que nos conducen los bien pensantes de este país.
No somos neutrales. Nunca lo fuimos. La poesía siempre ha tenido un componente social, reivindicativo, ya fuera en una guerra, ya fuera en una dictadura, ya fuera ante el terror, ya fuera ante lo manifiestamente injusto. Ha habido épocas en las que la poesía solo era para el disfrute de unos cuantos privilegiados, que era meramente estética. Muy bella, hay que admitirlo, pero inútil en sí misma. Desde aquí respetamos tal postura aunque no la compartimos.
Creemos que la poesía es un medio, nunca un fin en sí mismo. Que cada cual decida qué fin pretende. No queremos que nos consideren pasivos o indiferentes a lo que sucede a nuestro alrededor. No cogeremos un arma o especularemos para derribar una economía. Pero sí utilizaremos para defendernos todas las palabras que podamos reunir, todas la imágenes o vídeos, todas las salidas a la calle que hagan falta para combatir las tropelías que se cometen y que se justifican con una cantinela infantil del tipo: "Es por tu bien, déjame que te estrangule a ti y a tu descendencia. Yo no quiero. Me lo mandan unos señores muy pero que muy malos que se llaman mercado".
No somos neutrales ni equidistantes. Nunca lo fuimos. No somos la tele, ni la radio, ni la prensa que informa "verazmente", que no toma partido o que lo toma muy exageradamente hacia quien mejor le pague para ello. A ese o se le llama, por decirlo de una forma elegante, publicidad. No tenemos a accionistas descontentos (ni contentos ya que nadie nos sufraga económicamente), no tenemos intereses políticos aunque sí sociales. Lo bueno de escribir para nadie es que a nadie hay que rendir cuentas.
Tras la explicación decide si quieres seguir leyendo, si quieres permanecer neutral, si quieres permanecer indiferente...
Al trabajo. Se cierra el mitin. Volvemos a ilustrar un post con el maestro Bansky. Mil gracias anónimas al anónimo agitador de conciencias.
Además, compartimos un par de vídeos muy didácticos para calentar el ambiente. Los ha diseñado Aleix Saló. Son Españistán y su continuación, Simiocracia, vídeos que tanto gustan a la clase política de este santo país. Y sino, que se lo pregunten a Montoro, al ministro-humorista por excelencia del ejecutivo. Un millón de gracias, Aleix. Y suerte con tus proyectos venideros y actuales.
Os dejamos con la letra de la pretendida canción. La hemos titulado con la contundente e inequívoca frase Devuélveme mi futuro. Que la disfruten...
Devuélveme mi futuro
Devuélveme mi futuro
Fui tan, tan, tan burro, si es que eres muy cazurro, que pasé por la facultad cinco años
mientras mis colegas, con apenas la egebé, con la construcción se forraron,
y nadie se quejaba si chuleaban cuando paseaban por el barrio con sus enormes cochazos.
Al contrario, te decían, menuda suerte, qué fuerte, mira y aprende, que eres un pringao,
aprende del vecino del cuarto, carajo, que con su trabajo buenos fajos se ha levantao.
Acabé mis estudios sin un puto duro por las tasas pagadas, pero con piel recién licenciada.
Me dijeron que el mañana sería mío. El enorme esfuerzo valdría una vida ganada.
Pero muy pronto descubrí, vaya porvenir, que bajo mi brazo llevaba una cartera estropeada,
que me vendieron a sabiendas una carrera de mierda que estaba caducada.
Que me devuelvan mi futuro. La hoja de reclamación ¿a dónde se manda?
Vaya panda. Será por eso que estoy sin curro, así me lo figuro, y me jode lo que me auguro,
que por mi culo universitario nadie dará más de dos duros, así de crudo. Y es que es duro
ser rechazado o despedido o infravalorado o esclavizado por el empresario torpe de turno.
¿Por qué permito, si quieres te lo mando por escrito, que esos tipos sucios, rucios y cenutrios
se aprovechen de la vida de uno y sus cuentas corrientes aumenten con lo que yo produzco?
Y la sociedad te dice: Te lo aseguro, tienes que seguir en lo tuyo... que te faltan idiomas...
¿Estás de broma? Píllate un máster, un posgrado... Si no tengo un pavo, si vivo de las sobras.
Anda y no me jodas, que a nadie le regala la vida nada, invierte, cree en ti, crece, evoluciona.
El banco te da pasta para que te formes, mira cómo se las gastan, que te promocionan.
¿Parezco idiota? Que me devuelvan mi futuro. La hoja de reclamación, ¿cómo funciona?
Qué bajona. Nos ha pasado por encima el abuelo tiempo, los años nos han quitado la careta,
y date cuenta que el tonto sin la egebé se metió en una cárcel con barrotes de hipoteca,
y va el del banco le pregunta mientras se frota las manos por la firma de su condena abierta,
¿por qué no pides en vez de treinta, por qué no te pillas un ferrari, y pides cincuenta?
La historia corre cuesta abajo y empeora, si quieres lo miras en cualquier hemeroteca.
Y la desgracia de todo es que el ganaba buenos fajos no tiene tajo y vive en la miseria,
y el que ha invertido su vida estudiando se queda pagando los platos rotos de la cuenta,
y hay que tener morro, menudo corro de hienas, cuando dicen que la culpa es nuestra,
porque vivimos por encima de nuestras posibilidades pidiendo cincuenta en vez de treinta.
Que me devuelvan mi futuro. Y la hoja de reclamación se la meten por donde les quepa.
Menudos jetas. Llega tarde esta estrofa de este saco de letras que da más asco que pena,
porque el tonto de la egebé y el estudiante caminan justos desde el paro a la biblioteca,
ah no, me equivoqué, que también ahí tuvieron que meter los neoliberales la tijera,
y que ahora su gestión es de pago, seamos solidarios, si es que es todo culpa del de la ceja,
comprendamos al bueno de Mariano y a la santa de Merkel y a otros lumbreras
mientras mis colegas, con apenas la egebé, con la construcción se forraron,
y nadie se quejaba si chuleaban cuando paseaban por el barrio con sus enormes cochazos.
Al contrario, te decían, menuda suerte, qué fuerte, mira y aprende, que eres un pringao,
aprende del vecino del cuarto, carajo, que con su trabajo buenos fajos se ha levantao.
Acabé mis estudios sin un puto duro por las tasas pagadas, pero con piel recién licenciada.
Me dijeron que el mañana sería mío. El enorme esfuerzo valdría una vida ganada.
Pero muy pronto descubrí, vaya porvenir, que bajo mi brazo llevaba una cartera estropeada,
que me vendieron a sabiendas una carrera de mierda que estaba caducada.
Que me devuelvan mi futuro. La hoja de reclamación ¿a dónde se manda?
que por mi culo universitario nadie dará más de dos duros, así de crudo. Y es que es duro
ser rechazado o despedido o infravalorado o esclavizado por el empresario torpe de turno.
¿Por qué permito, si quieres te lo mando por escrito, que esos tipos sucios, rucios y cenutrios
se aprovechen de la vida de uno y sus cuentas corrientes aumenten con lo que yo produzco?
Y la sociedad te dice: Te lo aseguro, tienes que seguir en lo tuyo... que te faltan idiomas...
¿Estás de broma? Píllate un máster, un posgrado... Si no tengo un pavo, si vivo de las sobras.
Anda y no me jodas, que a nadie le regala la vida nada, invierte, cree en ti, crece, evoluciona.
El banco te da pasta para que te formes, mira cómo se las gastan, que te promocionan.
¿Parezco idiota? Que me devuelvan mi futuro. La hoja de reclamación, ¿cómo funciona?
y date cuenta que el tonto sin la egebé se metió en una cárcel con barrotes de hipoteca,
y va el del banco le pregunta mientras se frota las manos por la firma de su condena abierta,
¿por qué no pides en vez de treinta, por qué no te pillas un ferrari, y pides cincuenta?
La historia corre cuesta abajo y empeora, si quieres lo miras en cualquier hemeroteca.
Y la desgracia de todo es que el ganaba buenos fajos no tiene tajo y vive en la miseria,
y el que ha invertido su vida estudiando se queda pagando los platos rotos de la cuenta,
y hay que tener morro, menudo corro de hienas, cuando dicen que la culpa es nuestra,
porque vivimos por encima de nuestras posibilidades pidiendo cincuenta en vez de treinta.
Que me devuelvan mi futuro. Y la hoja de reclamación se la meten por donde les quepa.
Menudos jetas. Llega tarde esta estrofa de este saco de letras que da más asco que pena,
porque el tonto de la egebé y el estudiante caminan justos desde el paro a la biblioteca,
ah no, me equivoqué, que también ahí tuvieron que meter los neoliberales la tijera,
y que ahora su gestión es de pago, seamos solidarios, si es que es todo culpa del de la ceja,
comprendamos al bueno de Mariano y a la santa de Merkel y a otros lumbreras
que han visto la santa luz y que saben cómo evitar el alud que encima se nos echa.
Cantaremos lo de Resistiré, los años de gobierno del... mientras aguante la mecha...
Desde Bruselas, lamentamos cortar a la mitad este cuento, no incidir más en su brecha,
se suspende este cantar, porque sus versos en este universo de copago tienen ya fecha.
Le confiscamos su futuro. Se lo alquilamos con opción a compra. ¿Cómo ve la oferta?
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