martes, 11 de septiembre de 2012

Razón aquí

Se pasó la primavera, como un beso en un portal. El verano, asustadizo (no extraña que esté tan acojonado con la que cae y con la que está por caer huya de nosotros) va dando sus últimas bocanadas. Es probable que lo prohíban la próxima legislatura. No se puede derrochar tantas horas de luz.

Después de un imperdonable e innombrable parón creativo otros menesteres nos reclamaron volvemos a enfundarnos el traje de faena. Volvemos a amarrarnos al duro banco. 

Apetece volver a escribirte, oh lector, mon frère, como diría Baudelaire...

C'est l'Ennui!—l'oeil chargé d'un pleur involontaire,
Il rêve d'échafauds en fumant son houka.
Tu le connais, lecteur, ce monstre délicat,
—Hypocrite lecteur,—mon semblable,—mon frère!

(Es aburrimiento!-El ojo acusado de una lágrima involuntaria,
Sueña con andamios mientras fumaba su pipa de agua.
Tú lo conoces, lector, este monstruo delicado,
-Hipócrita lector, -mi compañero-, mi hermano!
)
Volvemos a lo básico, al poema. Esta vez ha salido pequeñito. Que nos disculpen, estamos calentando...

La ilustración la hemos visto en en el blog de Débora Tenembaum. Teniendo el título que tiene la entrada, desde Impresiones no hemos podido resistirnos y hemos recogido el guante lanzado. Su blog es muy recomendable. Un millón de gracias, Débora.



Que lo disfruten...

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Se inventan mundos raros. Razón aquí.

Se inventan lugares sin coordenadas
donde se desconozcan los apellidos de las primastras de riesgo,
donde los abyectos matones económicos
no agarroten gargantas ajenas,
donde los políticos color veneno mate, de piel opaca,
sonrisa apócrifa, compungido gesto,
decidan estoicamente extinguirse para no volver.

Se inventan mundos raros. Razón aquí.

Se fabrican espacios abiertos y sin grilletes,
habitados fundamentalmente por personas.
Por razones obvias quedan excluidos
los cadáveres que habitan en los medios de comunicación
con traje, corbata y un gráfico descendente bajo el brazo,
cadáveres que tras alentar la tormenta que nos moja,
se llevaron de las tiendas todos los paraguas.
 
Se inventan mundos raros. Razón aquí.

Se construyen murallas de aire
donde los malos poetas anónimos
puedan colgar sus versos
en las paredes digitales
que se ven más allá del océano,
para que, quien pide poesía y amor,
sepa donde hallarlo.

Se inventan mundos raros. Razón aquí.

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