Hoy os traemos una ilustración fantástica, diseñada por Ana Belén Ramón. Su web está en este link, y aunque parece que está cerrada, muchas de las secciones y post siguen activos. Nos ha parecido tan divertida que pensamos que podíamos añadirle un poema.
Siempre se ha discutido sobre la condición de las poesía, sobre si cuando uno escribe es porque está triste y por eso el poema sale de esa manera. Está asentada la idea de que la poesía debe ser triste, profunda, reflexiva... Una inmensa minoría de Impresiones lo defiende a capa y espada.
Por fortuna, todo se desmiente y todo puede tener su excepción. En muchas ocasiones se nos olvida que también tiene un faceta lúdica, divertida. Solo hay que leer a Quevedo, al fantástico premio Cervantes 2011 Nicanor Parra, etc...
Como en teatro, lo difícil no es hacer llorar, sino hacer que uno se reía. ¿Se puede escribir un poema divertido? ¿Un poema puede sacarnos una pequeña sonrisa? Lo vamos a intentar. Esta ilustración bien vale el esfuerzo. De paso, hacemos un guiño al magistral Javier Krahe y parafraseamos uno de sus temas más irónicos. Dejamos al lector que adivine cuál es. Si el poema es malo -ya lo augura el tipo que representa la inmensa minoría de Impresiones- qué le vamos a hacer. Os lo compensamos con la ilustración y con un vídeo al final del poema.
Vendrá mi marido
y nos verá en la cama
o a ti en el armario
Vendrá mi marido
y me pongo azul
solo de pensar que pensará
y preguntará por la cena
o por qué los platos están sucios
Vendrá mi marido
y querrá fútbol y fútbol
y sexo que dura un chasquido o menos
Vendrá mi marido
y presumirá de cómo
sabe pararle los pies a su jefe
Vendrá mi marido
pues que se joda
que mis besos se largan contigo a partir de hoy
Vendrá mi marido
y verá que no hay maleta alguna
y preguntará estúpidamente dónde se ha metido esta mujer.
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