martes, 31 de enero de 2012

Cuando te fugas de mi imaginación

Otro poema, otro post, otro rap. El post número cincuenta del mes de enero de este 2012 de sustos políticos, sobresaltos económicos, recortes profundos, injustos y ciertamente muy cuestionables, el año del buen rollito olímpico, de aguantar el tipo como sea, el año del resistiré, los años de gobierno... bien merece parir un texto largo de las características que os presentamos. Es nuestro segundo rap. Recordad que el primero lo hayáis aquí.

Segundo guante que lanzamos a la gente excepcional de La Excepción. Si el Follonero puede, carajo, nosotros también. Quien haya escuchado el disco La Verdad verdadera sabe de lo que hablamos... Y que rule...

La ilustración vuelve a estar a cargo del maestro Bansky. Un millón de zenkius, seas quien seas...



Cuando te fugas de mi imaginación 

Si no existiera la culpa que me oculta, que me inculpa, me multa y que por dentro me insulta, 
serían mis versos perversos que resultan de mi garganta de ultratumba una buena disculpa. 
Mi carne jura no lanzarte un mudo grito, si quieres te lo repito, no te rezaría estos rezos ni ritos. 
Si no existiera este pecado de querer morder tu boca de un bocado como un atentado, 
si no existiera este jodío gazpacho vivaracho que es tener el corazón de ti tan borracho,  
un lamento que late a cachos, que me torturen si miento que los cimientos de este muchacho 
son un empacho de buscarte sin encontrarte en mi vida y en las entrañas de mi poblacho 
porque este chacho se pinta de suicida, porque ata, mata y maltrata por ti su coco mamarracho. 
Si no existieran las heridas y sus navajas imaginarias, vomitar paridas y sus muchas ventajas,  
la risa ¡qué risa! sin prisa de los tartajas, todas mis huidas y todas sus desventajas,  
si esta mierda de sentimiento, que me cuelguen si disiento, se muriera conmigo en silencio, 
si no se cayera la careta de mi jeta que intenta sin fortuna ni lamento sostener este careto. 
Si no existiera la fiebre friolera que alimenta el remordimiento, 
que son estos aspavientos de caramelos de menta de este menda sin prenda, 
como la lombriz atenta y despierta que corre por la manzana a tientas, 
que se pira a su agujero sin dar la cara, vaya alimaña, que se esconde y nadie le da caza. 
Si no existiera el atroz dolor que se puede causar y que se causa, 
vivir y querer besar a lo loco, que no es poco, sin tiempos muertos y sin pausas, 
ey paisa, cuando de ti me coloco y creo que toco y retuerzo el cielo con los dedos. 
Si no existiera la sonrisa idiota de este pasota que disfraza sus pasiones con mentiras, 
con canciones que ya no se estilan, que le inspiran esta paliza sin la rima de una lira.
Si no existiera el veneno de contarte la verdad más verdadera,
si yo pudiera, intentar derrumbar lo prohibido, convertirlo en permitido. 

Si no existiera el compromiso sumiso de los besos a los que no tienes permiso, 
si accediera arrancar esta locura de mi amargura andadura, 
la que abolla mi abolladura que perdura en mis desventuras 
estas suturas que cura mi caricatura con demasiada cintura de autocensura. 
Si no existiera la responsabilidad, o el deber, 
o lo que sea que impide poseer lo que quiero querer y tener.
Si no existiera la cadena de perro que me lleva al destierro 
que me ata en corto, que me quedo absorto, con cara de aborto. 
Si no existiera ningún texto gilipollas y lengüicorto,  
tu cuerpo y me menda lerenda tendrían más que caricias imaginarias
tendríamos algo más que jadeos inventados,
tendríamos más verbos que palabras
y más que gritos y no me invento lo que cito 

mucho gritos que se ahogan en esta almohada  
cuando huyes a ningún sitio, de eso va este rapeo conciso, te aviso, 
cuando te fugas como una oruga, de mi imaginación, sin permiso.


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Y un tercer rap: Devuélveme mi futuro

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