lunes, 30 de enero de 2012

Haikus para quién pinta ideas de plata. Haiku número uno

Hace un millón de años que queríamos hablar del maestro Chema Madoz, uno de nuestros fotógrafos favoritos, de los que más nos inspiran y nos hacen reflexionar. Pero lo que nos ha empujado a hacerlo ha sido una propuesta.  Hemos recibido una petición de los oyentes y no nos hemos podido negar. Of course...



La obra de Chema Madoz es sencillamente impresionante, cuajada de poesía, serenidad  algo de humor y muchos elementos sobre los qué reflexionar. El post dedicado a este orfebre de la fotografía y de la composición tiene que ser especial, distinto a otros. En un post normal, hablaríamos de su biografía, de sus logros (que no son pocos), después seleccionaríamos un buen puñado de ejemplos para deleite del internauta. Y ya está. Otro post que pasa a la espera del próximo. 

Sin embargo, esta vez será queremos que vaya por otros derroteros. Pretendemos ir más lejos, sobrepasar nuestros límites si hiciera falta. Dar algo, por poco que sea, a cambio de lo que recibimos, que es mucho. Lo vamos a acompañar de un género poético oriental, poco extendido en nuestra cultura y que realmente nos fascina. Hablamos de los haikus.

Un pequeño inciso para centrar al viandante. Y una breve explicación extraída de la wikipedia.

El haikai o haiku tradicional consta de 17 moras (unidad lingüística de menor rango que la sílaba) dispuestas en tres versos de 5, 7 y 5 moras, sin rima. Suele contener tanto una palabra clave denominada kigo (季語, 'kigo') (cuarto idioma), que indica la estación del año a la que se refiere, como una cesura, o pausa verbal, conocida como kire, que separa a un haiku en dos imágenes contrastantes.

Tradicionalmente el haiku, así como otras composiciones poéticas, buscaba describir los fenómenos naturales, el cambio de las estaciones, o la vida cotidiana de la gente. Muy influido por la filosofía y la estética del zen, su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez (no el simplismo), la sutileza, la austeridad, la aparente asimetría que sugiere la libertad y con ésta la eternidad.

Se cierra la clase de literatura en este punto. Tenemos que confesar que últimamente la poesía que venimos compartiendo es extensa, prolífica en cuanto a número de versos que componen cada estrofa.  No por nada en especial, no hay ningún motivo premeditado. Tan solo escribimos lo que la ilustración nos dicta. 

Queremos que en este pequeño homenaje haya contención, mucha contención. pero sobre todo una pausada y lenta reflexión sobre lo que nos sugiere la fotografía de Chema Madoz. Hemos elegido esta técnica oriental para intentar conseguirlo. Escribiremos pequeños poemas de tres versos sin rima, de cinco, siete y cinco sílabas, respectivamente. Algo que acompañe pero que no moleste y no cobre ningún protagonismo. Serán un pie de foto. La imagen manda.

El juego será el siguiente. Una imagen del maestro Madoz, un haiku. Comenzaremos por esta sugerente imagen. Intentaremos hacer una serie, similar a lo que hacemos con los Artefactos de Nicanor Parra. Que nos acompañe la fortuna en este delicado despropósito...


Para la huida
construyo una escalera
a otros espejos.

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