lunes, 13 de febrero de 2012

La más guapa de todas las feas

Por circunstancias que no vienen al caso esclarecer, prestamos nuestra voz y escribimos esta canción por encargo, que pretendemos que sea todo lo canalla y sabinera que nos pueda salir. A ver qué tal afinan nuestros versos y a ver si somos capaces de acercarnos mínimamente al talentoso y sexagenario flaco. 



Que nos disculpen los más forofos, nosotros incluidos. Si merece la pena moverla por ahí, que así lo decidan los jueces que visiten este humilde blog. Se la brindamos gustosamente a los maestros  Joaquín Sabina, Pancho Varona y Antonio García de Diego para que compongan, si ellos lo creen oportuno, el esqueleto musical de la letra que compartimos con vosotros en este post.

La ilustración que hemos seleccionado para maridar al poema es de Pedro Moya, que aparece en su blog Bidru. Un millón de gracias por la sugerente imagen que ha ayudado a armar una parte de la canción. Nuestro agradecimiento.

La canción la hemos titulado La más guapa de todas la feas, verso del poeta callejero, canalla irremediable, pero sobre todo compañero de alguna que otra farra, nuestro compadre Angelito, a secas, ya que no tiene apellido de soltera. De él es la sugerencia de este conato de canción y nuestra la promesa de llevarlo a cabo. Es exagerado decir que una mujer es la más guapa de todas la feas, pero el verso era tan redondo que no nos hemos podido resistir...


La más guapa de todas las feas


Cuando las tardes son malditas
y me abrazo a la belleza 
que tiene la más guapa de todas las feas,
cuando no me apena
si me robas y me quitas
de la cartera esta suerte de tristeza,
cuando de frío y de miedo tirita
este flaco corazón de ginebra.


Cuando tercian los tercios
donde me quiebro en un millar de cervezas,
cuando mis noches
son un broche por el que pierdo la cabeza,
cuando te pido que te calles
por las calles de tu boca llena,
cuando mis ojos cojos
coquetean con tu escote y la gracia que lleva.




Cuando elijo de mal en peor
mis amistades y mis matrimonios,
cuando asumo que no soy para ti lo mejor,
cuando las risas están a cero en las divisas de mi patrimonio,
cuando me divorcio de los divorcios
de las victorias que traen las batallas,
cuando mi piel es un consorcio
que se abriga con este abrigo de piel de canalla.


Estribillo

Pediré de tu garganta
un plan sin palabras,
tu voz que ruge cuando cantas,
tu mano que me meta mano y que el corazón me abra
tu caricia impura, burda, casta y santa,
tu verdad y mis mentiras como otras tantas,
tu tiempo muerto, una pausa pactada,
demasiados besos sordos, mudas caricias sin trabas.
Pediré la secreta cuenta
de lo que a tu esposo no cuentas,
rescindiré tu contrato de cenicienta,
y que aquí y ahora me muera
si tus pechos de caramelo de menta
no quieren que mi lengua les mienta.
Cómo decirte sin que suena a afrenta
que eres la más guapa de todas la feas.


Cuando te busco dentro de mi laberinto,
cuando te escapas de mis espejos,
cuando se me acaba todo el vino tinto,
cuando me muero y resucito mucho más viejo, 

cuando te fugas con cualquiera
que diga y asegura ser tu marido.
Cuando te quiero aunque no me quieras,
cuando mis sueños nacen como quimeras.


Cuando mi alma de cianuro
alquila habitaciones
por un trozo de pan duro,
cuando te aseguro
que me alejo de las malas tentaciones,
cuando estoy completamente seguro
de que la muerte y sus legiones
me dejan sin suerte y en apuros.


Cuando no distingo cicatrices
de heridas oscuras y lejanas,
cuando me cobran las meretrices
mucho más que un beso y una cama,
cuando cuesta demasiado seguir las directrices
que las mujeres de mi vida me mandan,
cuando pido escribirte esta canción para infelices, 
cuando mis palabras son prestadas y mundanas.

Estribillo
Pediré de tu garganta un plan sin palabras...



No hay comentarios:

Publicar un comentario