Un poema con sabor a sonrisa. Con lo que corre fuera, no es poco. Compartimos un textito que acaba de salir de la fábrica de Impresiones. Es pequeñito, pero su mensaje es fuerte y poderoso. Ojalá se transmita, se contagie. Hace falta gente que suba estas montañas que se nos vienen encima con toda naturalidad.
De la illustración solo podemos decir que no hemos hallado a su autor. Es raro pero a veces pasa. Parece una frase de una obra de Pirandello, una ilustración en busca de autor. No decimos que no lo tenga, sino que no lo hemos encontrado. Si la suerte hace que su autor se pase por Impresiones, que nos lo diga, por favor. Al menos para invitarle a unas cañas. A su ignoto autor, nuestra gratitud. Mola eso de que los que estén cerca te pinten una sonrisa cuando más lo precisas.
Confía en tu corazón
aunque bebas dudas y desasosiego
sobre en qué parte de la carretera
están tus huellas desaparecidas.
Cree en el sonido
de tus papeles
aunque se desborden de sangre
los versos rotos que los habitan.
Confía en tu corazón,
aunque ya nadie le preste efectivo,
aunque tus ideas ya sin crédito alguno,
estén retenidas en la frontera,
o aunque la aduana
se haya apropiado indebidamente
de aquello que te hacía
subir montañas.
Confía en tu corazón,
en cada letra
que conforma su nombre.
Sabes cómo hacerlo,
aún debes recordar sus sabores.
Contradice a tus muecas,
anima a tus ánimos desanimados,
sal, sonríe y grita, meriéndate la vida.
Gracias por dibujarme hoy una sonrisa.
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