Hemos seleccionado varios poemas suyos, extraídos de la web http://amediavoz.com. Vaya por delante nuestro homenaje y nuestro cariño para los que le conocieron, trataron, amaron... La primera ilustración es de Carlos Hernández para El Ideal. La segunda, que viene con un poema manuscrito del autor, es de Beatriz Palomero.
Algo debe morir cuando algo nace;
debe ser sofocado, y su sustancia
chupada para ser riego o lactancia
en que otro ser su urgencia satisface.
No habrá otra hora pues en que te abrace
mientras muerdo en la cándida abundancia
de tus dos pechos; no habrá ya otra instancia
en que tu cuerpo con mi cuerpo enlace;
no penetraré más en la garganta
anfractuosa de tu sexo alpino.
Tú a otra luz amaneces; yo declino.
Mi degollado ardor tu altar levanta,
mi reprimida hambre te alimenta,
y el yermo de mi lecho te cimenta.
Arroyo
En la prisa de su ímpetu tiránico
No oye nada el arroyo
Desde el foso sin bordes de su propio fragor
Desde aquí arriba
Se ve el tropel de espaldas líquidas
Sin cesar arrojándose
Con la monótona constancia
De un perpetuo desorden
Esta vehemencia se abalanza
Hacia un túnel del tiempo
Que no debiera tener término
El arroyo perpetuamente empieza
Por siempre su después es otra vez ahora
¡Ah sí! resiste
No te dejes salvar por mis palabras
No cedas uno solo de tus ansiosos rasgos
A la imagen de ti
En la que te amaré luego
Te juro que estoy mirándote
Fuera de este poema
Donde corro contigo
Abrazado a un impulso y ciego a toda meta
Queriendo que mi vida igual que tú
No sepa nunca dónde acaba el tiempo.
Esta vehemencia se abalanza
ResponderEliminarHacia un túnel del tiempo
Que no debiera tener término
Belleza, es la única palabra que lo describe.
Gran blog!