viernes, 25 de noviembre de 2011

Mi sala de espera

Un poema sobre lo que nos tortura, nos consume o nos mata. Lo podemos llamar cáncer, enfermedad degenerativa incurable, adicción, soledad, depresión... Es algo que está en nosotros. Algo que no podemos evitar, algo que no es culpa nuestra. Algo que nos consume.

Hace unas semanas encontré a una ilustradora fantástica. Su historia me fascinó y me rozó partes sensibles del cuerpo. Su blog se llama loprimeroesminombre.  Ella se llama Océano Mar. La ilustración se titula Mi sala de espera. Y me ha inspirado este poema. Un millón de gracias a la autora y un quilate de ánimos para soportar lo que soporta a diario. Mi corazón está con ella.


Cuelga de mi cabello
la cadena presidiaria de lo que me transforma.
Debo cerrar de un suave portazo
estas ventanas de mi cara,
dejar de sostener
las lágrimas que retengo
y las que les tengo prohibido
el tránsito por mi rostro,
porque me late otra vez
esta enfermedad que llena mi cabeza.

La calavera y la serpiente
que cohabitan conmigo,
se instalan en mi sala de espera.
Se reparten a partes iguales
los despojos de mi parte humana que se muere.
Mientras tanto
huyen por la puerta trasera
de la desesperanza
las pocas mariposas
que resistían los saqueos.

Cierro lentamente
esos pequeños ventanucos
que hoy esconden demonios.
No muero aunque
el tumor que me arrastra lo desea.
Mañana abriré de par en par
ese par de ventanas
a las que llamo ojos.
Quiero volver a ver el sol
que la vida aún me regala.

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