Hoy ha sido un día provechoso. Faltaba el poema para cerrar este día tan fructífero y al final hemos conseguido uno. Aunque el poema es triste y reflexivo, la ilustración que lo inspiró es tan poderosa, tan dolorosa que, parafraseando a César Vallejo, debemos pedir perdón por la tristeza. La ilustración está sacada de la web http://www.librodearena.com. Y la ilustración la firma Miguel de los Ríos. Hablamos de la soledad, de la vejez, de los finales del camino donde vemos, donde valoramos si mereció la pena o no el viaje.
Mi tiempo se acaba.
Se abraza al punto final
de esta historia
que quizás alguna vez
pudo llegar a ser la mía.
Porque soy un libro de arena
que te pinta palabras y acuarelas.
Créeme si te digo
que no hay mayor desesperanza
que reconocer que viví
por motivos equivocados.
Si el telón cayera en este instante
y me agarraras de la solapa con violencia
y me preguntaras con rabia y a bocajarro
si mereció la pena la travesía recorrida,
no sabría con certeza qué contestarte.
Que lo que escribo
es mentira, ya lo sabes,
te lo digo siempre.
Porque es mentira
afirmar que todo es mentira.
¿Algo de mí
permanece en estas palabras
que tiritan de soledad?
¿Cuánto de mí habrá?
El verdugo de mi vida,
que soy yo mismo pero sin disfraz,
camina tranquilo a mi lado.
Conoce mi destino
y sabe el resultado de mi derrota.
Vacío mis bolsillos de aire
y de mi corazón
se abren mil cajones
que nada ya contienen.
He derrochado todo lo que fui
para llegar al final de esta escalera
sin mucho más de lo que se aprecia,
con las manos desnudas y doloridas
porque están muy cansadas de esperarte.
Hoy he derrochado
lo poco que quedaba de mí,
y mi encuentro al final de la página
sin un buen último verso
entre los dientes
para concluir este poema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario